Después de una agotadora mañana de papeleo, con el inconveniente de tener que llevar encima un cansino catarro, me disponía a levantar las persianas para airear un poco el piso y me lo encontré.
Tras un pequeño respingo al no esperármelo, corrí a por la cámara.
Estas cámara modernas, las "reflex", son pequeños ordenadores en los que cualquier omisión de un dato ( a menos que hagas las fotos en "automático" ¡pero para eso no te compras uno de estos ingenios! ), como decía, cualquier equivocación en elegir el diafragma, el tiempo o cualquier otro parámetro, da al traste con la instantánea.
"Amigo" ha aguantado una sesión de fotos sin quejarse y moviéndose para que pudiera hacerle las fotos desde varios ángulos; todo un profesional. Me he acercado todo lo que he podido para ver si le conseguía robar algún gesto, alguna expresión de su cara, pero él, impasible, se ha limitado a posar. Este tipo de modelo es muy agradecido, por su profesionalidad comprenden que existen fotografos torpes, mi caso, que tardan un siglo en ajustar una cámara de fotos. Algún día fotografiaré a una paloma.
Aquí os muestro un par de posados robados.
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